Odio cuando haces eso. Ilusionarme. Te ilusionas tú misma tanto, y después vienes a mí y me cuentas todos tus proyectos, NUESTROS proyectos, con tanta esperanza y alegría que se me termina pegando a mí también. Y yo misma subo ahí arriba, en tu nube de algodón de color rosa. Y todas las veces que subí, se pinchó la nube y ambas caímos de picada contra el suelo. Y todas las veces que prometiste, incumpliste.
No quiero volver a caer. No me hagas subir allí arriba si tu nube no está hecha de acero.
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