Te recuerdo jugando con el reloj de arena. Jugabas con él, lo ponías delande de mí y esperabas a que cayera la arena, que cayera y cayera... y luego lo dabas vuelta, ¿recuerdas? y la arena caía, y caía...
Y lo que más rabia me daba aquello es que ponías junto el reloj delante de mí, y yo enfurecía porque me impedía ver tu mirada, tu sonrisa traviesa detrás, oculta por un enorme reloj de arena.
Ese reloj que no hace más que dejar correr el tiempo, demostrarme que pasan los minutos, los días... sin verte. Y que yo no puedo deterlo. No puedo poner la mano, tomar la arena y soplarla lejos para luego besarte sin más.
Estamos separados, y el tiempo trascurre igual.
Y yo lo único que quiero hacer es deterlo. Porque no me interesa el tiempo sin ti. Una vez que esté a tu lado, lo dejamos correr... Porque lo vivimos juntos.
Pero sino...es solo arena que cae, y que cae... y que no puedo recuperar. Arena que se va sin el sabor de tus besos, sin el brillo de tus ojos...
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