Ya los días no están tan claros como antes y ahora llueve constantemente. Yo me siento arrugada en un rincón de mi cuarto con la manta y un café entre mis manos. Miro al cielo y pienso, en aquellos momentos en los que tú eras mi consuelo, en los que con mirarte a los ojos todo parecia mas fácil y el sol volvía a brillar.
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